viernes, 23 de agosto de 2013

UN MILLÓN DE NIÑOS SIRIOS SOBREVIVEN EN CAMPAMENTOS DE REFUGIADOS





Y todos tan tranquilos. Los señores que reclaman y hablan de paz son los mismos que venden las armas para la guerra. Las Naciones Unidas consultan con unos países y con otros para ver la conveniencia -o no- de intervenir. La televisión nos muestra pequeños agonizando por no se qué gas, utilizado también por no se sabe quién. Tres mil  menores  huyen y atraviesan  la frontera sin familia. Y en los campamentos los pequeños sonríen a las cámaras para que nosotros, desde nuestro sofá podamos verlos. Afortunadamente son eso, niños y niñas, que en muchos casos ni tan siquiera  conscientes de sus carencias y que, además, son capaces de jugar entre las  tiendas de campaña en las que viven rodeados de miseria. Y todo porque han nacido en Siria, en ese lugar maldito en el que los adultos se matan entre sí  y hacia el que ahora el mundo mira más bien con indiferencia. O, en todo caso, dedicándole ese minuto televisivo de la tragedia de los informativos. Así somos los seres humanos. ¿He dicho humanos? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario