viernes, 26 de abril de 2013

A VUELTAS CON LA LEY DEL ABORTO

Como en nuestro país no hay problemas, pues el ministro de Justicia se entretiene en modificar la Ley del aborto. Cuestión, desde luego, prioritaria… A ver si castigan de una vez  a las malvadas  mujeres que lo practiquen, por asesinas que dicen  algunos. Aclaro que soy contraria al aborto, no porque lo considere un asesinato -no tengo capacidad para juzgar ese “delito”-, sino porque amo la vida –la que existe y la que pueda existir- y también porque sé que la gran perdedora es siempre la mujer que aborta. Pero nunca podré culpabilizar a quien lo haga, supongo que las razones que hay detrás de una interrupción de embarazo tienen que ser de mucho peso. Dice un proverbio -creo que árabe- algo así como que antes de juzgarme debes de caminar un día  con mis zapatos. Sólo Dios sabe por qué una mujer decide hacerlo, y nada los hombres, que son los que se empeñan en legislar sin tener en cuenta la opinión de millones de mujeres. Yo no quiero que nadie aborte, pero tampoco que se penalice a quien lo haga, porque bastante desgracia tiene. Tenemos una ley que parece coincide con la de los países más desarrollados, no creo que todos estén equivocados.  Que, además, no obliga a nada, simplemente no penaliza. Personalmente no me preocupa, y no precisamente porque no crea en los derechos del nonato, sino porque creo más en los derechos del nacido. Al que no se le protege en todo el mundo por igual. No olvidemos que diez millones de niños mueren al año en el mundo, de hambre, por no disponer de una vacuna que cuesta un euro, víctimas del SIDA que portan sus padres, de la explotación a la que están sometidos… Apenas si hay voces que clamen por esa protección. Nadie se manifiesta como lo hacen quienes claman por la abolición de esta Ley. ¿De verdad les molesta tanto? Si no se obliga a nadie a abortar… ¿Es posible que no sientan nada ante esos millones de niños que viven en las más infrahumanas de las condiciones? No lo entiendo, no entiendo esa feroz defensa por el nonato y esa indiferencia hacia el nacido en condiciones que hacen que se mueran antes de cumplir los cinco años. Supongo que muchas madres que ven cómo se mueren sus hijos de hambre, cómo quedan en  puro hueso, hubiesen preferido abortar antes de ser testigos del sufrimiento de sus pequeños, de unas muertes indignas. 

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