viernes, 28 de septiembre de 2012

"UN PUEBLO FRANCÉS", artículo de VIRGINIA ÁLVAREZ -BUYLLA, publicado en "LA NUEVA ESPAÑA"


 El otro día estaba a punto de irme a la cama, ya era muy tarde, pero antes hice un pequeño zapping a los que soy muy aficionada y tropecé con una película en francés, idioma que practico poco pero me gusta mucho y decidí ver un poquito, pero sólo un poquito. Luego resultó que la vi entera.

No era una película, era el primer capítulo de una serie llamada «Un village français». Una serie interesantísima que va a ser un éxito, estoy segura.

La historia transcurre en 1940 en Villeneuve, un pueblo francés que ve un día cómo los alemanes aparecen arrasándolo todo y se quedan durante cinco años. Al comienzo los habitantes saben que es inminente la llegada de los alemanes, pero cansados de esperar la debacle, viven cada día normalmente como si nada fuera a cambiar sus tranquilas vidas.

Unos cuantos alumnos de la escuela local se van de excursión al campo con un maestro y una maestra en prácticas. Se aprecia la alegría de todos, el hermoso día en la campiña francesa. El director de la fábrica del pueblo, casado, tiene un encuentro amoroso con una de sus empleadas. Se refleja alegría de vivir. De repente aparece un avión, los niños lo miran excitados, el avión da dos vueltas y en la segunda comienza a disparar y mueren tres niños y el maestro.

Aquí ves las reacciones normales en la vida: los niños corren despavoridos, la joven maestra, horrorizada, no sabe qué hacer, por fin se repone y reúne a los niños en torno a ella y los tranquiliza, desgraciadamente uno de los niños se pierde. A continuación vemos un barracón desangelado en donde está refugiado un grupo de exiliados republicanos españoles acogidos en el pueblo, trabajando en la fábrica por unos pocos francos. Una española está a punto de dar a luz, allí en medio del barracón, ayudada por el médico del pueblo.

Comienzan a sonar los cañonazos, se cruzan las balas y todo estalla. A partir de este momento la verdadera naturaleza de los hombres y mujeres se deja ver. Aparecerán los héroes, los traidores, los malvados, los bondadosos. El médico trata de salvar a la parturienta que se ve abandonada por sus compañeros, el niño nace bien pero la mujer puede morir de una hemorragia y tiene que ser trasladada a un hospital. La carretera está cortada por unos soldados franceses, el médico tiene que dar dinero de su bolsillo a uno de los soldados para que la lleve al hospital y quedarse con el niño, porque el soldado se niega a llevarla.

Terribles escenas de las madres de los niños que han muerto, de los padres del niño que ha desaparecido. Se ve que va a ser una serie dura que no nos va ahorrar ningún sufrimiento, pero que nos va a enseñar mucho sobre el comportamiento de los seres humanos en momentos límite.

Extrapolando, a mí me hizo pensar muchísimo en la situación actual en nuestro país. La dichosa memoria histórica que no sirve para nada si sólo la utilizamos para odiar al contrario y recordar los males que cometió y no recordar los de los nuestros. La serie nos hace ver cómo cada persona, independientemente de sus ideas, se transforma en una situación como ésta. Nos enseña cómo no hay ninguna ideología que nos pida matar, torturar, odiar a otro ser humano. Eso sólo lo quieren seres a los que no quiero ni llamar humanos, malos y retorcidos que llenos de rencor sólo desean el aniquilamiento de todo lo que envidian. Y mienten, inventan lo que sea para justificar sus acciones injustificables.

Viendo los horrores de la guerra, todos deberíamos luchar para que no se repitan, hacer todo lo que sea posible y hasta lo imposible para no llegar a algo tan horrible en lo que todos salimos perdiendo.

Eso se consigue intentando mejorar la convivencia, sin improperios, sin falsedades, ayudar entre todos. Porque si no los problemas se te escapan de las manos como sucedió en 1940. La megalomanía de un Hitler llevó a una conflagración mundial, pero desgraciadamente muchos le siguieron y no le frenaron a tiempo.

Ahora, afortunadamente no planea sobre nosotros un Hitler pero estamos en la cuerda floja. Vivimos en una especie de tensión en la que nos parece que algo terrible puede suceder sin que hagamos algo por evitarlo. Estamos amenazados por esta crisis que empeora cada día y por esa gente que no da la cara e intenta desestabilizar incitando a la gente a salir a la calle, a tomar el Congreso, etcétera, sin darse cuenta, o dándosela, de que es peor, que esas acciones pueden conducir al desastre y ellos serán los culpables.

Mientras tanto vivimos como en Villeneuve: alegremente, salimos, entramos, hasta nos divertimos sin querer pensar en lo que se avecina. Yo apelo a los que tienen alguna responsabilidad para que actúen con sensatez y entre todos saldremos de ésta.

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