sábado, 21 de abril de 2012

LA LLUVIA ENTRISTECE LAS "MIL CARAS DE MI CIUDAD"

Si no deja pronto de llover se me va a ahogar el alma. Mis endorfinas están por los suelos. Más bien no están. Y sin endorfinas no hay alegría, no hay optimismo, ni sueños, ni nada. En mi caso, son incompatibles con la oscuridad de los días de lluvia, con la niebla, con todo aquello que impida que la luz del sol ilumine esta ciudad que tanto quiero. ¡Júpiter, Zeus!,  una tregua por favor.

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